Es muy difícil que en la hora más oscura (esa justo antes de que empiece a amanecer y en la que todo esta tan oscuro como la boca de un lobo), la moral de un buen grupo de guerreros que llevan peleando seis años este alta. El cansancio, el miedo, todo el horror de lo vivido y el sentimiento de soledad, harían mella en cualquiera.
Es muy fácil sentirse vencido. Es muy fácil abandonar e irse a casa a esconderse, pero esta gente está hecha de una pasta especial. Son de los que cuando hay un problema, corren hacia el problema para resolverlo. Por muy destrozados que puedan llegar a estar anímicamente, en su cerebro no hay el más mínimo resquicio para la rendición. Morirán o no, igual que han vivido: de pie y mirando al horror a los ojos. Al menos, al tipo de horror al que se puede mirar a los ojos sin volverse uno loco, claro.
Gracias por leer esta entrada.
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