Cuando viajas hacia un final incierto en el que puede que pierdas la vida, que mejor que hacerlo con todo el lujo y esplendor que te puedas permitir. Si hay un lugar donde rumiar penas, contar historias, rememorar batallas y recordar a viejos amigos desaparecidos, es sin duda un viaje en el Orient Express.
Constantinopla está muy cerca ya y los viajeros pueden sentirlo en las tripas. Los nervios están a flor de piel. Todo está listo para decidirse en la batalla final en la vieja Constantinopla. No le han cambiado el nombre aún, pero Estambul, la ciudad de los supervivientes, aguarda sin imaginar siquiera lo que se le viene encima. Disfrutad mientras podáis.
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