Cuando alguien te ama y cree en ti con una voluntad tan férrea, que puede doblegar hasta a las leyes de la propia realidad, solo se puede intentar corresponderla de la misma manera. Es tu deber, tu honor y tu voluntad el hacerlo. No podrías vivir contigo mismo, si no intentases dar el máximo de ti en el intento. Nadie te obliga. Ella no, desde luego. Ella no espera nada. Solo da.

Como es sabido, amor y sacrificio van unidos de la mano, pero nunca te pesará menos ese sacrificio que cualquier otro al que te enfrentes. Por eso ella actúa cuando los demás permanecen horrorizados ante la hecatombe: porque ella es puro amor. ¿Acaso los actos que parten del más puro de los corazones no deben pagarse a toda costa? Yo creo que debe hacerse, incluso hasta con la última gota de la sangre de tu cuerpo.

Gracias por leer este post.

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