Es curioso que no importa nada si el edificio es lujoso o austero, pequeño o grande, que pertenezca a un Maharajá o a un humilde carpintero. Cada cierto tiempo habrá que cambiar a la joven del sacrificio de lugar, porque cuanto más se acerca el evento, más notoria se hace su presencia en el Éter y más fácil resulta de localizar. Una vez que los hechiceros que adoran a Cthulhu la encuentran y si el lugar en el que la tienen custodiada hay, aunque sea una única intersección entre dos paredes y un techo, habrá que moverla de nuevo y rápidamente. Los que estéis versados en hechicería, sabreís bien el porqué.

El peligro aguarda en las esquinas a la espera de una orden, relamiéndose ante la mera idea de ser el que capturó a la joven, para entregársela a su Dios el día del sacrificio. Ninguno de esos seres sería tan tonto como para devorarla o hacerle rasguño alguno; el castigo sería tan terrible que es inimaginable hasta para ellos.

Gracias por leer este post.

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