Los lugares míticos nunca son fáciles de encontrar, y casi siempre mantienen su misterio, reteniendo a los que los encuentran. O peor aún, borrándoles la memoria si deciden marcharse. Las maravillas y conocimientos que allí se ocultan, deberían ser suficientes para colmar el alma de un humano; incluso durante varias vidas. Pero… ¿y si tenéis que iros del lugar del que nunca nadie se va? ¿Imagináis como debe ser que te extirpen esas vivencias? ¿Tener un agujero en tus recuerdos, que se retuerce en tu cabeza cada noche al dormir? Porque, aunque tu memoria esté borrada, tu alma sabe que le falta algo, y busca desesperadamente la pieza que falta. Nunca volverás a estar tranquilo en lo que te resta de vida, dado que algo se ha roto en tu interior.
Ese es el precio de visitar un lugar así. Es como enamorarse hasta lo más profundo de tu alma, de la mujer perfecta para ti, y perderla por tener miedo a tenerla. Porque no fuiste lo mejor de ti mismo, como para que ella, amase el quedarse contigo. Es una sensación terrible. Así que, si buscáis ese lugar, tendréis que estar dispuestos a hacer un sacrificio no solo por llegar hasta él, también lo tendréis que hacer para quedaros.
Todo tiene un precio y este, es el del lugar más sagrado del mundo.
Gracias por leer este post.
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