Imagina esa sensación: sabes que hay algo en tu cabeza, que no debería estar ahí. No tienes un concepto definido de que es, pero alguien muy querido lo puso ahí, por un motivo muy importante.  ¡Y ahora te está carcomiendo por dentro! Es como tener una palabra en la punta de la lengua tratando de salir, pero sabiendo que no va a hacerlo nunca. No le está permitido hacerlo, a menos que busques la palabra. ¿Y que lugar mejor que la biblioteca nacional de París, para encontrar palabras?

El viaje tiene que comenzar, notas el apremiante impulso que tira de ti hacia lo desconocido. Necesitas ese saber, porque ya conoces donde te llevan todos los caminos menos ese. Sin más remedio tiene que ser el correcto, aunque te aterre recorrerlo y nadie, puede hacerlo por ti.

Busca el saber prohibido, encuentra las pistas, obtén las respuestas y llegarás a tu destino.

Gracias por leer este post.

Pin It on Pinterest

Share This